La vida es precaria. Es vulnerable y finita. Si no se cuida no es viable. Reconocer la vulnerabilidad no es reconocer un mal, sino reconocer la potencia de sentirnos afectadas por lo que le ocurre al resto. Hoy el aire se llena de nuestros gritos y la calle de lucha. Nuestros cuerpos y nuestras bicis son nuestras herramientas para terminar …
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