La verdad es que como mujeres y como feministas estamos tan, tan, tan hartas de tener que dar explicaciones de nuestros actos que cuando nos las exigen nos sale un “zas! en toda la boca”… Es cierto, es nuestro primer impulso al estar cabreadas. Pero el otro día no lo estábamos, estábamos reunidas, comiendo preparando nuestras jornadas que duran todo el año y si me apuras, toda la vida.
Estábamos en uno, de los que todas consideramos nuestros espacios comiendo, cuando apareció el denominado filósofo Félix Rodrigo Mora y se sentó en una de las mesas acompañado de personas cercanas a nuestras luchas. Lo cierto es que los nervios y la duda nos revolvieron el estómago recién alimentado. “¡Oh! ¡No, no puede ser verdad!” Comprobamos las imágenes y efectivamente era él. La voz de alerta que corrió como la pólvora en estos días estaba ahora en “nuestra” casa… ¿Qué hacemos? ¿Le decimos algo?… No queremos comprometer al espacio ni al resto de las personas que habían venido a comer ajenas a todo esto. Pero tampoco podemos seguir ahí cómo si nada estuviera pasando. En un intercambio rápido con las mujeres trabajadoras del espacio se decidió que no queríamos alimentarle, no queríamos “servirle”, ni que nos “honrara” con su presencia.
Sólo de pensar que en nuestro espacio se reprodujeran argumentos antifeministas a los que nos viene acostumbrando Félix Rodrigo Mora: que identifica el feminismo con el estado, “el estado policial feminista”, que nos acusa a las feministas de atacar la heterosexualidad y demonizar la maternidad, que todas recibimos subvenciones tanto estatales como de la fundación Rockefeller, a la vez defendemos el manifiesto (según él, fascista) Scum, que desde que existe la ley de violencia de género hay más mujeres asesinadas, defendiendo una supuesta revolución integral de las personas, que pone la verdadera esencia femenina de las mujeres con la maternidad en el centro… y así una joyica tras otra que nos reconcome, decidimos levantarnos pacíficamente y explicarle que estaba en un espacio feminista y que quién quiera escucharle e invitarle allá con sus errores o aciertos, pero en nuestros espacios no es bien recibido.
Suponemos que no es de agrado de nadie que le inviten a salir o le echen de un espacio público y que la situación en sí es violenta para ambas partes, en cuanto se piden explicaciones y argumentos tales como si hemos leído sus libros, o sus ensayos (que algunas si lo hemos hecho) y la contestación por su parte es la de insultarnos llamándonos “nazis, violentas”, que estamos manteniendo el feminismo institucional, que somos las culpables de sostener el heteropatriarcado… y dándonos una tarjeta invitándonos ¡¡¡a debatir sobre el tema!!!. ¿Qué tema? ¿Su antifeminismo? ¿Qué somos nazis y violentas?… con una presentación así esperamos que se entienda que no queremos debatir con él ni queremos alimentar su ego. Con sus insultos nos dio más que argumentos suficientes para echarlo del espacio.
No queremos demonizar ni a las personas, colectivos o entidades que dan o han dado cobijo a Félix Rodrigo Mora y sus argumentos, entendemos los procesos individuales y grupales de cada una. El nuestro como feministas es el de no dejar ninguna agresión sin respuesta y nuestra respuesta es desmontar el tinglado que tiene montado y que, seguramente encima le está dando de comer y viajar gratis por todo el estado.
Febrero Feminista
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